En ocasiones se me pregunta porqué no hablo nunca de la manera de alimentar. Es algo que jamás me ha llamado la atención, porque nunca tuve problemas a este respecto. Añadan a esto que no pienso que exista un tipo de “régimen ideal” aplicable a todos los momentos y durante toda la temporada. Si hablan abiertamente, todos los campeones interrogados para una entrevista, les dirán fórmulas totalmente diferentes.
Uno les dirá que la cebada resulta un tesoro, otro que no la quiere ver ni en pintura. Unos ofrecen depurativa a la llegada de los concursos, mientras que en casa de los otros son las palomas las que escogen libremente qué comer. Y todos tienen buenos resultados, sino no serían campeones.
Imposible.
La dificultad de alimentar como se debe radica en la gran diferencia entre las situaciones a las que es necesario adaptarse. Están los grandes fríos y la canícula. Unas palomas que crían y otras en reposo. Las que enfrentan una dura prueba de larga distancia y otras que participan en una pequeña etapa con viento favorable. No se precisa alimentar del mismo modo a las palomas que vienen de volar una etapa dura que a las que vienen de hacer un paseo.
Hay muchos buenos aficionados a los que no les preocupa este problema porque les resulta evidente alimentar segundo las circunstancias.
Varias posibilidades.
Todos los caminos conducen a Roma y todas las maneras de alimentar pueden resultar bien. Se pueden fabricar las mezclas científicamente, con los porcentajes precisos y bien estudiados, pero también podemos fiarnos del instinto de la paloma si no estamos versados en la materia. Déjenles escoger y échenles el resto a las que no vuelan ni crían. Si usted sigue de cerca a las palomas que pueden escoger, verá que su elección varía según las circunstancias. Lo cual puede enseñarnos algunas cosas al respecto.
El instinto
Si usted se fía del instinto de las palomas para escoger su pitanza, verá entonces que cogen unos granos cuando están en forma y otros cuando no lo están. Las palomas que están criando pichones no cogen el mismo que las que están incubando. Cuando se recuperan de una dura etapa, su elección volverá a cambiar una vez más.
No vayan a concluir que me cachondeo y que todos estos detalles no tienen sentido porque diga que esto no me interesa demasiado. Aunque no soy un erudito en la materia intentaré dar algunas líneas de conducta. Puede ser que provoquen algunos comentarios “científicos”, pero sigue yendo a misa que mis palomas se distinguen en los concursos. Para simplificar las cosas, haré una distinción entre regímenes “ligeros y potentes”. Demasiado ligero les hará mal a las palomas llamadas a realizar grandes esfuerzos. Demasiado potente deteriorará a las palomas que solamente hacen velocidad, las que no crían o a las que están encerradas y no vuelan nada.
Mezcla ligera
Por “ligera” se entiende una mixtura que contenga una buena dosis de depurativa y de dieta. La cebada, dari, sorgo, trigo, arroz y maíz tienen etiqueta de “ligero”. El trigo no es un buen alimento, para mí, y la avena y el centeno no les conviene a las palomas. Se puede alimentar con la “ligera” a los viudos, palomas al natural y palomas jóvenes que sólo participen en concursos de Corta Distancia, a las que estén incubando, cuando se separan los sexos y después de la temporada de concursos.
Mezcla potente
Potente significa rica en proteínas, con guisantes, habas, arveja, soja, cáñamo y cacahuetes. Las proteínas son necesarias para construir músculo, pero hay que ir con prudencia. Pueden servirles muy poco (a las palomas les son absolutamente necesarias) pero también demasiado. Si les dan demasiados guisantes y habas, automáticamente obtendrán carnes azules. Y las palomas no pueden presentar carnes azules. Volvamos al tema. Se les da comida potente, rica en proteínas, a las palomas que están criando pichones. Por supuesto tampoco todos los días de la semana a las palomas de vuelo. El gasto energético de los viajeros requiere de otras necesidades. Tienen que realizar grandes esfuerzos. Los que sólo participan en pequeños concursos de un centenar de kilómetros, no gastan prácticamente ninguna energía. Por lo tanto, no deben tomar ninguna medida a su regreso.
Viajeros
A menudo se habla de que son los hidratos de carbono los que hacen volar a las palomas. Los carbohidratos aportan la energía a través de los azúcares que tienen. El maíz es particularmente rico en hidratos de carbono y eso le da su popularidad. Las palomas lo comen voluntariamente y eso les conviene, en particular, a las que participan en las sueltas. En la temporada de concursos se lo puedo introducir hasta un 50% en la mezcla.
Pero las palomas no pueden volar horas y horas únicamente con los azúcares que vienen de los hidratos. Llega un momento en que estos se consumen y la paloma continúa con sus reservas de grasas. Agotadas, se forman toxinas que el hígado debe eliminar. Si esto no sucede antes del siguiente concurso, la paloma no entrará en forma. Se puede verificar fácilmente si la paloma está lista para ser utilizada nuevamente. Cuando no es el caso, tiene la carne azul. Es la señal de la falta de forma y sin forma no existen los buenos resultados. Lo saben hasta los niños.
Carne azul
Los aficionados se quejan a menudo de las carnes azules. Es normal. No se puede esperar nada bueno. Los medicamentos no son útiles para el caso. Necesitan descanso, aire fresco (oxígeno) y sobre todo una alimentación ligera. Nunca se dirá suficientemente lo imprudente que es encestar palomas para un concurso duro si las carnes no se volvieron rosas.
Recuperación
Alimentaremos, entonces, “ligero” al regreso de un concurso agotador. Son deseables, en ese momento, compuestos tipo glucosa, electrólitos, minerales y oligoelementos. Ayudan a reconstituir las reservas utilizadas. También pueden ofrecerles una buena ayuda dándoles un suplemento de grasa antes de encestar. Las prestaciones van a mejorar. Los cacahuetes contienen mucha grasa y están indicados para el caso.
Tiempo frío
Puede llegar a hacer mucho frío. Aún que no son meteorólogos, las palomas adaptan instintivamente su régimen alimentario al aproximarse a un período de grandes fríos. Comen a ojos vista mucho más de lo habitual. Y haremos bien teniéndolo en cuenta. Quien alimenta poco y ligero cuando hace frío, les hace un flaco favor a sus palomas. Ya ellas reducirán su apetito cuando remita el frío. Nosotros deberemos entonces adaptarnos y pasar a un régimen ligero y mesurado.
Esto vale igualmente para el tiempo cálido. Como no precisan de grandes necesidades energéticas para mantener la temperatura corporal, comen menos y nosotros debemos, por tanto, reducir y aligerar la ración.
Traducido por José Pereiro Francés.
Autor:
Ad Schaerlaeckens